"En 2006, llevaba tiempo preguntándome si podríamos hacer algo para consumir menos energía. En aquella época, la gente empezaba a hablar en los medios de comunicación de un uso más consciente de los recursos, pero los costes energéticos por kWh eran inferiores a los actuales y el concepto de ahorro energético aún no había entrado en la conciencia colectiva. Yo creía ya en aquel momento que entre los principales problemas a los que habría que hacer frente en el futuro estaría el de la necesidad cada vez mayor de energía y el de la eliminación de residuos.
Pensaba en los productos que estaba diseñando y me preguntaba si podría adoptar algún sistema para reducir la absorción de energía. Pensaba sobre todo en aplicaciones residenciales en las que puertas y cancelas se abren y cierran unas pocas veces al día y permanecen el resto del tiempo absorbiendo energía y disipándola en calor por el efecto Joule. También ayudó el hecho de que durante una inspección técnica me quemara una mano por apoyarme descuidadamente en un transformador. Ciertamente, el transformador era uno de los elementos que más energía disipaba en nuestros productos y, en mi opinión, no tenía sentido mantenerlo alimentado todo el tiempo mientras la cancela estaba inactiva. A partir de ahí comenzaron los primeros razonamientos, los primeros bocetos a lápiz hasta que, en 2008, se presentó la solicitud de Patente de Invención Industrial, que se obtuvo del Ministerio de Desarrollo Económico en 2012.
A partir de 2007 desarrollamos tanto el sistema llamado ESA BASIC, que permitía poner los automatismos existentes a bajo consumo desconectando los periféricos en la fase de espera, como la primera línea de productos con el ESA SYSTEM integrado. Obtener la patente fue una gran satisfacción personal, pero también para nuestro equipo de I+D. Como suele ocurrir con las patentes, la novedad no fue asumida por el mercado y se consideró casi innecesaria porque la gente estaba acostumbrada a ver fotocélulas y accesorios siempre alimentados y no tuvo en cuenta el coste de la energía y el ahorro resultante. La obstinación, la perseverancia y, sobre todo, el apoyo de la empresa, nos permitieron, a lo largo de los años, mejorar la tecnología, culminando en la concepción del sistema ESA+, que es, de hecho, una mayor optimización del consumo en comparación con el sistema ESA desarrollado inicialmente. De ahí pasamos a una evolución de las fuentes de alimentación conmutadas electrónicamente y a nuevas tecnologías para el control de motores mediante un diseño respetuoso con el medio ambiente y que tuviera en cuenta el impacto ambiental. En resumen, una mejora continua del producto en línea con la filosofía de Benincà: Buenos productos y mejores personas."