Anna Benincà cuenta su historia en una hermosa entrevista. La carrera, la experiencia en el mundo de la abogacía y finalmente la decisión de ponerse al servicio de la empresa familiar, ocupándose de los aspectos jurídicos y contractuales y finalmente de la gestión de los recursos humanos. Porque el capital humano es sin duda el elemento en el que debemos centrarnos para alcanzar nuestros objetivos.
La entrevista completa aquí.
Anna, empecemos por ti. ¿Qué tipo de niña eras, qué soñabas ser de mayor?
Era una niña muy responsable, con cierto grado de autonomía en la realización de mis tareas. Al mismo tiempo, era algo introvertida y me inclinaba más por las actividades reflexivas, como la lectura. De niña soñaba con ser maestra de primaria como mi madre, un trabajo en el que estoy convencida de que tendría mucho potencial. Alrededor de los 12 años, como resultado de la lectura de algunos libros, entre ellos Matar a un ruiseñor, empecé a querer "llevar la justicia al mundo" y por eso empecé a considerar la posibilidad de ser abogado.
De los sueños a la realidad: ¿fue la jurisprudencia una pasión inmediata?
Del liceo lingüístico pasé a la Universidad de Trento por elección propia: en efecto, existía la posibilidad de emprender una carrera de derecho internacional que, además de ser útil para la empresa familiar, me habría permitido seguir utilizando los idiomas. Recuerdo mis años universitarios con mucho cariño, tanto porque era la primera vez que salía de casa (vivía en un piso con otras tres muy buenas amigas) como porque me encantaba estudiar. Me aficioné especialmente al derecho privado y a la lógica que lo sustenta. Lamento cuando escucho a la gente decir que para estudiar derecho "sólo se necesita una muy buena memoria" porque en realidad el derecho tiene una lógica de hierro y aprender el razonamiento jurídico añade mucho valor a la formación personal.
¿Cómo fue el paso de la universidad al mundo laboral?
Digamos que el primer impacto fue bastante fuerte: empecé a ejercer la abogacía en un bufete de Vicenza y me di cuenta de que, por muy buena estudiante que hubiera sido, el mundo laboral era completamente distinto del académico. Empecé a conocer las secretarías de los tribunales, a asistir a las primeras vistas con mi jefe y a escribir los primeros actos, comenzando a comprender esas grandes representaciones teatrales que son los juicios y a apasionarme por ellas. Después de obtener mi título, trabajé por cuenta propia durante unos años, pero cada vez estaba más a menuda en la empresa familiar, donde seguía tanto los contratos como el cobro de deudas, y finalmente el mundo corporativo me ganó y decidí dejar de trabajar como autónoma.
Ser mujer en el mundo empresarial a veces no es fácil...
Desde mi punto de vista, fue más difícil ser mujer abogada porque, sobre todo durante mis dos embarazos, trabajar por cuenta propia no me daba mucha protección. Tuve suerte porque durante mi primer embarazo, en 2015, no tuve ningún problema de salud en particular y ¡pude trabajar hasta diez días antes de dar a luz! En el mundo empresarial, siempre he intentado ver mi condición de mujer como una oportunidad: tanto para aportar un punto de vista diferente, en un entorno metalmecánico y puramente masculino, como para cultivar valiosos recursos femeninos, ¡y tenemos muchos!
La responsabilidad de Recursos Humanos es una función muy delicada y estratégica.
¡Sin duda! Cuando hace unos diez años el entonces director de Operaciones me pidió que me hiciera cargo de la gestión de recursos humanos, acepté el reto con entusiasmo y estoy convencida de que el camino ha sido de crecimiento constante. Hay que decir que el mundo de los recursos humanos ha cambiado completamente desde 2020 y que nunca antes las estrategias de gestión habían tenido que ser tan claras, compartidas y orientadas al futuro para permitir que la empresa siga creciendo. Porque el capital humano es sin duda el elemento principal en el que debemos centrarnos para alcanzar nuestros objetivos.
El Grupo Benincà, una realidad de excelencia que hay que conocer.
Como decía, me "enamoré" de la empresa ya siendo adulta, pero desde entonces he hecho todo lo posible por aportar mis competencias a nuestro Grupo. Automatismi Benincà, que diseña, fabrica y vende automatismos para cancelas, fue fundada en 1979 por dos hermanos, mi tío Aldo y mi padre Luigi. Nació como la típica empresa del Véneto, con un espíritu emprendedor aderezado con un fuerte deseo de salir adelante, destacar, y la capacidad de hacer el trabajo más ingrato. En los primeros años, mi tío se encargaba del diseño y la producción, mientras mi padre recorría el Véneto en busca de los primeros clientes: ¡el éxito fue el resultado de un trabajo minucioso que a la larga dio sus frutos! A finales de los años 90, la empresa estaba bien implantada en Italia y se decidió apostar por los mercados exteriores, con dos estrategias precisas: la internacionalización, mediante la creación de un equipo comercial Benincà y de filiales comerciales, y la especialización, que condujo a la creación, a lo largo de los años, de las seis marcas que hoy, junto con Automatismi Benincà, forman nuestro Grupo. Un grupo especializado en el mundo de las aperturas, que puede ofrecer al mercado productos y, con la última adquisición de una empresa de control de accesos, también soluciones integrados. En la actualidad, el Grupo Benincà es una empresa internacional que emplea a más de 200 personas en todo el mundo y ha logrado un equilibrio perfecto entre la propiedad familiar y la gestión empresarial.
Vida privada y compromisos profesionales: ¿complicado?
Digamos que me mantengo ocupada, también porque, para no que no me falte de nada, en 2019 me presenté a las elecciones municipales de mi ciudad natal con una lista cívica y soy concejal de políticas sociales. Por supuesto, no siempre es fácil gestionar todos los compromisos, pero tengo la suerte de poder contar con un marido que comparte conmigo las cargas diarias y con unos abuelos que me ayudan con el cuidado de los niños. Lo que más me pesa es llegar tarde a casa, por lo que todavía tiendo a evitar los compromisos nocturnos en la medida de lo posible para disfrutar de la familia.
Algo sobre ti: sé que le gustan los niños...
Sí, siempre me han gustado los niños, tanto que me convertí en animadora de la ACR (Azione Cattolica Ragazzi) a los 15 años y lo fui durante más de diez años, siguiendo a dos grupos hasta quinto de primaria. También me encantan los animales: durante mi adolescencia tuvimos un perro en casa que también se convirtió en protagonista de un libro de mi madre, que es autora de literatura infantil. Ahora vivimos con tres gatos y estoy convencida de que criar a mis dos hijos con animales es un gran enriquecimiento para ellos. ¡El siguiente paso será adoptar un perro!
Tu sugerencia para las chicas que quieren emprender una carrera profesional y quizá convertirse en empresarias.
La primera sugerencia que les haría es que construyan su propio "bagaje" a través de los estudios y de la lectura, factores fundamentales para cualquier tipo de actividad que se quiera emprender. Además, recomiendo estudiar idiomas y viajar, porque nada enriquece tanto como conocer culturas diferentes.